Reseña sobre André Green

Uno de los más importantes representantes del psicoanálisis contemporáneo, André Green, - fallecido en 2011 -, se caracterizó por su pensamiento creativo y sus debates apasionados. Asistente a los seminarios de Lacan, y disidente del lacanismo, criticaba de ese autor
el exclusivo énfasis en el discurso verbal, oponiéndole ¨el discurso viviente¨, esto es , el estudio psicoanalítico del afecto. Pionero en los años 60´en los estudios psicoanalíticos sobre los cuadros borderline, opuso también su perspectiva a la desarrollada por otra figura central del psicoanálisis, en este caso, norteamericano : Otto Kernberg. Fernando Urribarri, posiblemente su discípulo y colaborador más cercano, ofrece una valiosa reseña de su obra en este artículo:


Agradecimientos a Dr Rafael Groisman




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Recordando a André Green: su recorrido personal, su itinerario intelectual (Fragmento)
Por Fernando Urribarri


El 22 de enero falleció en París el Dr. André Green. A los 84 años era el psicoanalista francés más traducido y de mayor reconocimiento internacional. La originalidad y la consistencia de su vasta obra, aunadas a su gran prestigio como clínico, lo habían convertido desde hace tiempo en la figura más representativa y destacada de la renovadora constelación de autores que impulsó el Psicoanálisis Contemporáneo. La historia del psicoanálisis asocia su nombre con la emergencia de un nuevo paradigma.

EL ITINERARIO INTELECTUAL, LA OBRA:

UNA VISIÓN PANORÁMICA
1960-1970. Los comienzos:

Un pensamiento freudiano pluralista, un campo clínico extendido
Desde el comienzo de los años 60 hasta fines de los 70 vemos el nombre de André Green surgir, destacarse y establecerse como autor. Con sus temas propios de interés, su perspectiva personal y su estilo. A partir de un notable interés por los desafíos de la clínica en los límites de la analizabilidad, se delinea una identidad freudiana de base y un pensamiento plural que se va enriqueciendo con las influencias de “sus” autores post-freudianos (Lacan, Winnicott y Bion), junto al intercambio con sus contemporáneos (especialmente con sus colegas del movimiento post-lacaniano como Laplanche, Pontalis, Aulagnier, Anzieu, etc.). En síntesis: pasión clínica y pensamiento complejo.

Inicialmente, André Green se inscribe, con espíritu heterodoxo, en el renovador “retorno a Freud”. Desde 1960 a 1967 participa en el seminario de Lacan y en el pequeño grupo que estudia con él la correlación de su teoría con la clínica. Cuando el autor de los “Escritos” pasa de autor renovador a Jefe de un movimiento dogmático, se distancia prefiriendo conservar su identidad freudiana pluralista. Consecuentemente, profundiza el diálogo con las obras de Winnicott y de Bion (con quien cultiva una relación personal), en las que encuentra una estimulante libertad para explorar, extender y profundizar el fundamento freudiano.

Su primer artículo decididamente original es “Narcisismo primario: ¿estructura o estado?” (1967). En éste introduce la teoría del “narcisismo negativo” (complemento del narcisismo positivo formulado por Freud) y la noción de “estructura encuadrante del yo”, constituida por los mecanismos de la alucinación negativa de la madre y el “doble retorno” de las pulsiones. Designa, entonces, como “trabajo de la muerte” lo que llamará más tarde “trabajo de lo negativo”. Estas ideas, enriquecidas por la lectura de la teoría bioniana del pensamiento, desembocarán en una teoría de la “psicosis blanca”, expuesta en L'enfant de ça (en colaboración con J.-L.Donnet, 1973). En el mismo año publica El discurso viviente: la concepción psicoanalítica del afecto (1973), posiblemente el libro más representativo de esta etapa, pues estudia su tema profundizando en Freud, revisando los aportes post-freduianos (H.Hartmman, M.Klein, J.Lacan), y proponiendo conclusiones personales en una perspectiva freudiana contemporánea. Green concibe al afecto como modo de simbolización primaria y postula “la heterogeneidad del significante psicoanalítico”. Inscribe al afecto en una lógica de la heterogeneidad que caracteriza y motoriza al proceso de representación (“la función básica del psiquismo”) por la tensión irreductible entre la fuerza y el sentido, lo económico y lo simbólico, lo estructural y lo histórico. De este modo, se diferencia y procura ir más allá del modelo lacaniano que reduce el Inconsciente al lenguaje y excluye el afecto de la teoría y de la clínica. En las conclusiones finales afirma que “el psicoanálisis contemporáneo se propone fundar teóricamente las contribuciones post-freudianas”.

Los desafíos y las singularidades de la clínica contemporánea son los temas de “El analista, la simbolización y la ausencia en el encuadre analítico”, su escrito para la conferencia plenaria en el congreso internacional de Londres en 19752.

El estudio de la historia de la evolución paralela de la teoría y de la técnica analíticas lo lleva a esbozar la distinción de tres movimientos, a los que corresponden tres modelos: hoy podemos nombrarlos freudiano, post-freudiano y contemporáneo. Históricamente, es interesante señalar que en ese entonces este tercer modelo (definido sucintamente por “la investigación del funcionamiento representativo dentro del encuadre analítico”) es más que nada un proyecto de un movimiento nuevo, con el que Green se identifica.

Me parece importante subrayar que la perspectiva “contemporánea” introduce y considera clave el concepto de encuadre (retomando a D.W. Winnicott y a J. Bleger), al que articula con los de transferencia y contra-transferencia como parte de un esquema terciario del proceso analítico. El de encuadre es un concepto doble, a la vez epistemológico y técnico: se lo define como condición de posibilidad de la constitución del objeto analítico, de su recorte teórico y de su transformación práctica. Green señala que, pese al aparente establecimiento empírico y artesanal del encuadre por Freud, lo cierto es que “el sueño es el modelo (metapsicológico) implícito del encuadre”. En base a esta elucidación centrada en el estudio de la producción representativa en el encuadre, nuestro autor puede definir y abordar lo que denomina como “estados en los límites de la analizabilidad” (es decir en los límites de las posibilidades de simbolización).

Luego, en 1977, hace del límite mismo un concepto (definido como zona de transformaciones: entre instancias psíquicas, entre psique y soma, entre el sujeto y el objeto); y propone un modelo específico del funcionamiento limítrofe centrado sobre cuatro mecanismos de base: el clivaje, la desinvestidura, la expulsión a través del acto y la somatización.

1980-1990: Los decenios de la madurez

De la práctica en los límites a los fundamentos de la teoría.
A comienzos de los años 1980, una serie de artículos, que serán reunidos en Narcisismo de vida. Narcisismo de muerte (1983) y en De locuras privadas (publicado primero en inglés en 1986, luego en francés en 1990 en una versión diferente y extendida con el subtitulo “Psicoanálisis de los casos limites”), desarrollan y consolidan la concepción original del funcionamiento, y del tratamiento, de los casos limítrofes dando cuenta de una profunda transformación del campo analítico. Las clasificaciones psicopatológicas se subordinan a la consideración de (los límites de) la analizabilidad. Y la analizabilidad misma ya no depende tanto del diagnóstico del paciente sino de las características y posibilidades singulares de cada par analítico, de la relación entre un paciente y un analista determinados. Consecuentemente, la “locura privada” se define en la relación analítica, se expresa en los movimientos de la transferencia y de la contra-transferencia, en el encuadre, según la singularidad del proceso. En el programático artículo “Pasiones y destino de las pasiones” (1981)3, se distingue la locura de la psicosis (y también del modelo anglosajón centrado en el “núcleo psicótico”) por el rol central de las pulsiones (y las fantasías) sexuales arcaicas. Es propuesto allí un “mito etiológico” que apunta a explicar el origen del doble conflicto limítrofe, narcisista, del Yo con las pulsiones del Ello y las pulsiones del objeto. En un esfuerzo de elucidación de los casos limítrofes, “El doble límite” (1982) propone un modelo que conjuga la consideración de una tópica ampliada (intra e intersubjetiva) y los efectos dinámicos del “objeto-trauma” (a la vez sexual y narcisista) en el encuadre. Apoyándose en una reciente “teoría de la triangularidad generalizada con tercero sustituible” (que atribuye la función tercerizante al “otro del objeto”, que puede o no ser el padre (AG, 1981a), el articulo “La madre muerta” (1981b) presenta el complejo transferencial del mismo nombre, construyendo una figura paradigmática del pensamiento clínico contemporáneo. Todos estos escritos le hacen ganar a Green, incluso internacionalmente, una reputación de especialista en los casos límite y los desafíos de la clínica actual.

La teorización del “narcisismo negativo (o de muerte)” apunta a esclarecer conceptualmente y orientar técnicamente la clínica de lo que denomina “la serie blanca”; ligada a “la alucinación negativa, al duelo blanco, al sentimiento de vacío, entendidos como resultantes de una desinvestidura masiva y temporal del objeto primario (expresión de la destructividad de la pulsión de muerte ), que ha afectado la estructura del narcisismo primario y que deja marcas en lo inconsciente bajo la forma de agujeros psíquicos. Las descripciones kleinianas del odio y la eventual reparación del objeto son postuladas como posteriores o secundarias respecto de este trauma narcisista primario.

El lenguaje en psicoanálisis (1983) constituye una obra decisiva en la evolución de su autor. Expone en ella una teoría específicamente psicoanalítica del lenguaje dentro del encuadre (“la palabra analítica desenluta el lenguaje”). Para ello, además, elucida el fundamento metapsicológico del método y de la práctica analítica. Articula su teoría de la representación (doble representancia, doble significancia, doble referencia) con una concepción de la polisemia del encuadre (que reúne las polaridades del narcisismo, de lo dual y de los triangular/edípico) y postula la transferencia como “doble” (sobre la palabra y sobre el objeto). Por último, esboza la dinámica del proceso psicoanalítico sobre el esquema del doble retorno de la pulsión: “El análisis consiste en el retorno sobre sí mediante el rodeo por el otro semejante”.

Los años 90 están principalmente marcados por una potente innovación conceptual y por la sistematización de su concepción teórico-clínica general. La innovación comporta la introducción de dos “meta-conceptos” o ejes conceptuales. En 1990 André Green introduce la noción de terceridad, con la que renueva su visión de la simbolización, en tanto permite articular y profundizar una serie de nociones “terciarias” previas. Poco tiempo después es publicado su libro posiblemente más original: El trabajo de lo negativo (1993). La elaboración de sus dimensiones estructurante y des-estructurante va desde la especulación más “abstracta” sobre las pulsiones destructivas hasta la consideración más “concreta” de las situaciones límites de la clínica, pasando por una revisión global de los mecanismos de defensa y la metapsicología del Yo.

Dos o tres años después, La Causalidad psíquica (1995) y Propedéutica (1996) responden a la expectativa de numerosos lectores que desean una presentación de conjunto del pensamiento de André Green. Desde nuestra optica se pueden descubrir allí los nuevos fundamentos matapsicológicos “greenianos”. Estos se componen, esquemáticamente, de cinco ejes: 1) El par pulsión/objeto, “átomo psíquico” que articula lo intrapsíquico y lo intersubjetivo; 2) La teoría generalizada de la representación, que amplía la teoría freudiana para incluir en ella el cuerpo y el pensamiento, el Otro y la realidad; 3) La tópica ampliada, correlativa de la extensión precedente, apoyada en la noción de límite, que articula el doble conflicto yo-ello y yo-Objeto/Otro; 4) La terceridad: eje meta-conceptual, que va de la teoría de la “triangulación abierta con tercero sustituible” hasta los procesos terciarios; 5) El trabajo de lo negativo (eje que cubre, como dijimos, desde los fundamentos negativos de la simbolización y la estructuración del yo, hasta los avatares de la destructividad, pasando por los mecanismos de defensa primarios). Estos ejes tienden a consolidar una visión del psiquismo como esencialmente complejo (convergente con la perspectiva epistemológica de E.Morin): abierto, heterogéneo, procesual y poiético.

Se puede ver el despliegue y profundización de esta nueva síntesis en dos obras importantes: Las cadenas de Eros (1998) que culmina la etapa de madurez y, muy especialmente, en El tiempo fragmentado (2000) que inaugura y representa una nueva etapa...
Reseña sobre André Green Reseña sobre André Green Reviewed by PEF on 14:49 Rating: 5

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